29.9.10

Amistades, que las hay las hay!

Lejos de ser una ciencia exacta, sobre la amistad podemos escribir un sinfín de afirmaciones:

*es una de las muestras de cariño más puras e incondicionales;
*no discrimina raza, género ni religión;
*no tiene límite de edad ni cantidad;
*es un regalo que debe cuidarse como un tesoro preciado.

Incluso, existen distintos y variados grados de amistad:

*los amigos de la infancia, del barrio, del trabajo;
*camaradas de copas y aventuras;
*compañeros de la vida;
*hermanos del alma.

Pero, cuando se trata de la amistad entre el hombre y la mujer ¿mantenemos con tanta seguridad dichas afirmaciones?
Demos rienda suelta al debate.

-Muchas personas confirman plenamente que existe, desmitificando el mito creado alrededor del asunto.
-Otras cuantas niegan rotundamente dicha posibilidad.
-Algunos consideran la amistad como el medio perfecto para llegar al fin deseado, es decir, se hacen los amigos para acostarse con el otro.
-Cierto porcentaje, luego de intentar reiteradas y fallidas veces acostarse con el otro, termina conformándose con su amistad.
-Y obviamente no nos olvidemos de los famosos “amigos con derecho a roce”!!

Como podemos ver, no hay una respuesta correcta, ni existe un único o acertado modelo de amigo; pero en el instante que somos concientes de esta observación seremos capaces y merecedores de disfrutar una verdadera y real amistad.

20.9.10

El síndrome del gataflorismo

Que sí, que no, que no, que sí. Que primero blanco y después negro, que nunca negro y siempre blanco.

Así es la historia de nuestras vidas. Deseamos lo que no tenemos, no queremos lo que poseemos.

Algunos eruditos en el tema consideran esta actitud como un modo de constante superación, lo cual sería muy positivo…si fuese cierto! Pero lamentablemente, sabemos que sólo es producto de nuestra inagotable y disconforme naturaleza humana - femenina.

A continuación señalaremos algunas típicas reacciones del síndrome de gataflorismo:

-Las morochas queremos ser rubias.

-Las que tenemos rulos intentamos alaciarlos.

-Las altas nos encorvamos para parecer más bajas.

-Las trabajadoras independientes buscamos un trabajo estable. Las oficinistas libertad condicional!

-El novio que nos hace reír nos termina resultando inmaduro, el romántico un pegote y el equilibrado demasiado aburrido.

-Las solteras invocamos, cuasi desesperadamente, un novio. Las novias anhelamos, cuasi desesperadamente, la soltería.

-Aquél que nunca nos impresionó cuando encuentra pareja nos comienza a atraer.

-Si va muy rápido, solo quiere “eso”. Si va lento es un dormido!

En caso que usted no se sienta identificada o no haya padecido alguna de las situaciones mencionadas existen dos opciones: puede sentirse afortunada por ser la única mujer en la faz de la tierra que no ha sufrido el gataflorismo o bien concurra con urgencia a su médico de cabecera!!