15.10.09

Una duda existencial

Hace un tiempo me surgió una inquietud que no deja de rondar en mi cabeza: ¿a cuántas personas tenemos que conocer antes de encontrar al verdadero amor? ¿No seria más sencillo rendirnos únicamente en los brazos de la persona indicada?

Ok, así como lo digo suena aburrido hasta para mi!! Pero con “más sencillo” no me refiero a conformarnos con el primero que pase, si no a poder confiar tooodas nuestras ilusiones en aquella persona que nos va a corresponder, por los siglos de los siglos. Hasta resulta más económico: ahorramos dinero en pañuelitos y psicólogos y no derrochamos tanta energía en historias que no llegarán a una segunda temporada.

Teléfonos anotados en servilletas de papel, primeras citas, maquillajes excesivos, ropa comprada para una única salida. ¿Con qué necesidad debemos atravesar estas desventuras? Podría decir que para aprender, pero al final ¿no terminamos cometiendo siempre los mismos errores?

Muchos están convencidos de que es bueno atravesar diferentes relaciones y superar rupturas, porque en definitiva son experiencias que forman parte de la vida y aportan al crecimiento de cada individuo. ¡¡Dios bendiga a todos ellos y su pensamiento positivo!!

Sin embargo, hay que admitir que por momentos el “picaflorismo” tiene su lado provechoso, anecdótico, incluso didáctico; y más de una vez al recordarlo nos roba una sonrisa.

Entonces...tal vez nunca averigüemos cual es el objetivo real de estas vivencias, pero si no lo vivimos tampoco vamos a descubrirlo!

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