28.12.09

Las fiestas y otras yerbas

Cuenta la leyenda que para esta época del año la gente esta feliz. Es una fecha llena de festejos, encuentros familiares, salidas con amigos. Cerramos etapas, planeamos vacaciones, en pocas palabras, deberíamos estar chochos de la vida!

Sin embargo, la realidad dista mucho del imaginario social que rodea a esos días:

Lo que debería ser: si sos estudiante terminaste de cursar y rendir finales. Podes hacer papel picado con los apuntes y sentirte libre de salir todo el día, todos los días.
Lo que es: tenes que rendir el último final del año el 26 de diciembre, entre la indigestión con el vitel tone y la resaca del Ananá Fizz.

Lo que debería ser: en el trabajo pasas la mitad del día brindando y almorzando con compañeros. Recibís regalos de parte de todas las empresas con las que trabajas.
Lo que es: tenes la oficina tapada de pan dulces y garrapiñadas marca pirulo y con tantos festejos, no sólo gastas todo el aguinaldo, si no que te quedas trabajando hasta cualquier hora para recuperar el tiempo perdido.

Lo que debería ser: te juntas con tus amigas, incluso con aquellas a las que no pudiste ver en el transcurso del año y prometen reencontrarse más seguido el año siguiente.
Lo que es: empieza el caos para coordinar las agendas de todas. Que una puede el lunes a la noche, que la otra esta disponible únicamente por la tarde, que quizás un desayuno el sábado, que es más práctico un saludito por teléfono, que mejor un forward vía mail y si no lo dejamos para el año que viene, un día más un día menos no cambia nada.

Lo que debería ser: se reúne la familia y hasta los parientes más lejanos se hacen presentes en la mesa. Cada uno lleva algo para comer y todos reciben un regalo, por más mínimo que sea.
Lo que es: descubrís que la mitad de la familia ya no se habla, cada vez quedan menos, nadie esta dispuesto a poner su casa y terminas brindando con un desconocido en un puestito de la Costanera.

Lo que debería ser: haces un balance de lo que fue tu año, planteas nuevos objetivos para el próximo, cancelas deudas, cerras historias que no habías podido concluir.
Lo que es: comprobas que no lograste hacer ni la mitad de las cosas que querías y tu lista de deseos se hace cada vez más extensa e improbable.

Pese a todo, cuando dan las 12, dejamos de lado las desventuras, brindamos con quien sea que tengamos al lado y salimos a la calle a contemplar los fuegos artificiales que iluminan un cielo festivo.

Por eso, puede ser que las fiestas no sean tan perfectas como quisiéramos, pero forman parte de nuestras tradiciones y nos devuelven la esperanza.