28.9.09

El arte de idealizar

IDEALIZAR: dícese de la capacidad de elevar las cosas sobre la realidad por medio de la inteligencia o de la imaginación. Y si de imaginación se trata…

Las mujeres tenemos la capacidad, por no decir la virtud, de imaginarnos todo; y cuando digo todo, es TOOOODO!!. Desde una conversación con “alguien” que esperamos cruzarnos hace tiempo, hasta los centros de mesa de nuestro casamiento con el príncipe Felipe de España. Podemos imaginar el más mínimo detalle de cualquier situación.

Caso 1: primera cita. Tomamos algo, charlamos, nos reímos y descubrimos cierta compatibilidad. Inmediatamente como un acto reflejo, mientras él nos cuenta alguna anécdota, nosotras ideamos un mundo juntos. Pensamos en qué iglesia nos vamos a casar, en que barrio viviremos, quién nos va a cuidar el perro durante las vacaciones, de qué color serán los ojos de nuestros hijos… ¿Tendrán mis rulos? ¡Ay, ojalá saquen su naricita respingada!

Caso 2: un amor fugaz (probablemente de verano). Con cada canción melosa rememoramos aquél momento juntos y lo prolongamos por los siglos de los siglos. Quizás ya nos olvidamos del color de sus ojos, del largo de su pelo, del tono de su voz; pero imaginamos el reencuentro infinitas veces, como un momento perfecto e irrepetible. Si la memoria fuera un casete, ya hubiésemos tenido que cambiar la cinta varias veces!

Caso 3: el menos pensado. Un amigo, un compañero de trabajo, un simple conocido que nunca nos quitó el sueño, de pronto y sin aviso, hace algo que nos llama la atención. El gesto indicado, en el momento indicado; suficiente para que nuestra antenita de vinil detecte la presencia de un nuevo candidato.

Sin embargo, no todo es color de rosas. Frente al ideal, la realidad puede ser bastante dura, pero ¿quién te quita lo imaginado?

27.9.09

Frase de la semana..

"Desear estar bien es comenzar a estar bien".

Séneca.
(Filósofo, escritor, dramaturgo y político romano, conocido también como "el joven", destacado, entre otras cosas, por su talento como orador).

26.9.09

Cosa de dos (La Quinta Estación)

22.9.09

Nickmanía

Quien nunca haya puesto un nick con alguna intención particular que se le bloquee la cuenta del chat!!!.
Para aquellos que piensan que es cosa de mujeres, les advierto: nadie queda exento de la nickmanía!!.

La gente necesita expresarse y decir lo que piensa, y el nick lo hace posible. Claro que no todos son iguales.

Los más divertidos son los nicks entre “ex”, una guerra constante. Él, alardea sobre sus salidas nocturnas: “Hasta el domingo a la noche no paro…”, “Fin de semana de caravana…”. Ella, deja muy en claro que superó la situación: “Más feliz que nunca…”.

Como contrapunto, los eternos románticos, quienes no dudan en declarar su amor incondicional por medio de las discografías completas de artistas melódicos como Ricardo Arjona o Sabina (por más que ese amor haya nacido hace menos de 72 horas!).

También están los que piensan que forman parte de un reality show y cuentan cada cosa que hacen, piensan, dicen, no hacen, no piensan, no dicen: “Me estoy bañando…”, “Estoy viendo una peli…”, “Fui hasta lo de Pili, en un ratito vuelvo…”, “Mañana arranco la facu y es la peor semana en el laburo, por suerte empiezo el gym… y bla bla bla”. Si agregara alguna marca juraría que vive en la película “The Truman Show”.

Y no nos olvidemos de los masoquistas, cuyos nicks pueden deprimir a la mismísima Heidi y no temen a mostrarse vulnerables frente a sus más de 500 contactos!

Conclusión: hay nicks para todo, porque hay gente para todo!

19.9.09

Fuimos lo que fuimos (Jorge Drexler y Ella Baila Sola)

15.9.09

Protagonistas vs. Mujeres reales

Es real que muchas veces las mujeres nos hacemos la película. Pensamos que todo va a pasar tal cual en un cuento de hadas, pero cuando esto no pasa tenemos el tupé de sorprendernos. Claro que la culpa no es del chancho si no del que le da de comer, es decir, la culpa es de las películas romanticonas que nos meten la idea del bendito happy end en la cabeza.

Típica. La historia comienza con una desdichada protagonista que fue abandonada por su novio, historia con la que cualquiera se puede sentir identificada. Frente a esta crisis, busca un cambio radical en su vida.

Su primera reacción es encerrarse en el baño con la tijera y machacarse el pelo. Ojo, esto pasa en las mejores familias. Las mujeres, cada vez que atravesamos alguna crisis, terminamos martirizando a la pobre melena, pero lo peeeooorrrr es que a ellas les queda divino!!! En cambio nosotras salimos llorando de la peluquería, abrazadas a los pocos mechones de pelo que pudimos rescatar del escobillón. Sin embargo, sus amigas la terminan convenciendo para que salga y en un abrir y cerrar de ojos conoce a alguien que al principio cree odiar, pero es oooooobvio que van a terminar juntos, o se muda un nuevo vecino que se parte en ocho o empieza un curso de corte y confección y encuentra a su príncipe azul…buen...quizás no justo en ese curso, pero en el que dan en ese mismo piso me la juego que si. Mientras que nosotras tardamos meses en volver a salir y esa noche terminamos solas, sentadas con un trago en la mano, rodeadas de parejas que se declaran amor eterno.

La balanza claramente no está en equilibrio.

Como la protagonista no está preparada para volver a enamorarse de ese bombonazo que le da hasta lo que no tiene y que es más bueno que Lassie, emprende un viaje para “cambiar de aire”, para dejar el pasado atrás. Un bolso de mano, ahorros de tres días de trabajo, saca el boleto y se va. Para ese mismo viaje nosotras debemos sacar turno con la depiladora, tampoco es cuestión de irse así nomás. Cancelamos la clase de pilates, yoga, natación, aerobox, ritmos latinos y pintura. Cambiamos el turno con la ginecóloga, el dermatólogo y el podólogo. Y la catástrofe final: debemos reubicarnos en la agenda de nuestra terapeuta, cuya sesión esperábamos ansiosamente desde la última cita, hace 24 hs!!

Finalmente la protagonista decide regresar y el orden se restablece. El pelo le creció y lo tiene más lindo que nunca, se independiza laboralmente sin buscarlo y Lassie la sigue esperando, perdidamente enamorado.

Y sí, esas cosas sólo pasan en las películas, pero ¿Qué sería de nuestras fantasías amorosas sin ellas?