24.3.11

La moda que incomoda

37 grados a la sombra…39 de sensación térmica, mediados de enero, pleno Retiro.

Una chica caminaba elegantemente, como si estuviese desfilando sobre la pasarela de un evento en Milán. Lucía un par de botas caña alta, color suela, como Cenicienta ostentaba su zapatito de cristal... y a mi gracias que el calor me había dejado calzar un par de ojotas de goma!

Unas cuadras más adelante y otra “modelo” se cruzaba en mi camino. Desplegaba una camisola de jersey mangas largas, abotonada hasta el cuello, mientras yo flameaba disimuladamente, y a veces no tanto, una musculosa de algodón cada vez que una suave ráfaga de viento se animaba a soplar!

Fue en ese momento cuando me detuve a pensar sobre los sacrificios femeninos. Muchos dicen que ser mujer no es tarea fácil; enfrentar el parto, ser profesionales sin descuidar la casa ni la familia, sobrevivir a la bipolaridad con la que nos enfrentamos 4 o 5 días de cada mes…sin embargo, esos momentos terminan siendo nimiedades comparado con el verdadero martirio que venimos cargando desde hace varios siglos: “ESTAR A LA MODA”.

No importa la hora, ni el lugar, ni los factores climáticos. Ya no hay estaciones ni combinaciones que valgan. Al momento de seleccionar el atuendo de la jornada, lejos están de ser requisitos la comodidad y practicidad de las prendas. La clave es que luzcamos según versan las revistas o los avisos publicitarios, cueste lo que cueste…y no exagero!!

Los flequillos inflados se convirtieron en altos jopos contenidos por invisibles; pilas de hombreras fueron a parar como relleno de algún almohadón; las remeras batik se transformaron en pijamas de verano…
Cuando encontramos fotos del pasado y vemos los peinados y el maquillaje que usábamos no sabemos si reírnos y rememorar esas épocas o prenderlas fuego para eliminar todo tipo de evidencia!!

¿El consuelo? En ese momento las leyes de la moda así lo exigían. Y seguramente de aquí a un par de años la moda vuelva a mutar y nosotras con ella, por eso les dejo una recomendación: vayan quemando las fotos desde ahora!!!

17.3.11

Culpables – caso cerrado

Tiempo atrás leí un artículo que Sebastián Wainraich (una de las tantas personas que me hace reír a carcajadas y a quien admiro profundamente) escribió para una revista.

No recuerdo las palabras exactas, pero en esencia el texto hablaba sobre el sentimiento de culpabilidad que nos genera ser los autores de un rompimiento amoroso.
Como hace un tiempo atrás estuve, por primera vez, de ese lado de la ruptura, me sentí totalmente identificada.

Lo cierto es que nunca protagonicé demasiados noviazgos; a decir verdad, ese fue el primero con todas las letras. Las demás, y de esas si que soy experta en el tema, fueron relaciones fugaces. Más fugaces que relaciones, de las cuales siempre terminé siendo la “víctima”.

Formar parte de los dos bandos me permitió descubrir que ser la abandonada tiene todas las de ganar!! Ok, no sé si todas, pero sí, muchas ventajas.

Por empezar, podés maldecir a los cuatro vientos a quien te abandonó, “estás en todo tu derecho”!
Podés patalear, suplicar y porque no, exigir que te dé otra oportunidad, “estás en todo tu derecho”!
Podés permanecer hecha una piltrafa humana durante días o semanas. Incluso llorar mares si te viene en gana, a cualquier hora, en cualquier momento, “estás en todo tu derecho” !
Luego de meses de recuperación o mejor dicho, de “rehabilitación”, podés pasearte con aires de superación (aunque todavía no lo hayas superado totalmente) frente al susodicho y sus amigos, luciendo radiante, al fin y al cabo “estás en todo tu derecho”!

Pero el problema es cuando nosotras somos las “culpables” de la ruptura y todos esos derechos a los que teníamos acceso y utilizábamos con total desfachatez ya no nos corresponden y por el contrario, se nos vuelven en contra.

Si llorás o andás deprimida te cuestionan: “¿Acaso no era lo que querías?”…
“Pensá que tuviste la opción de elegir, el otro simplemente tuvo que aceptar tu decisión”…, te alientan, como si ello fuese un alivio y te hiciese sentir mejor.
Tampoco tenés contra quien regañar porque las cosas no salieron como esperabas.

A aquellas que terminan una relación, las felicitan por su valentía; a quienes son abandonadas, las consuelan diciendo que ya vendrá alguien mejor.
La realidad es que el momento vivido no es feliz para nadie, pero al menos puede servir de consuelo para las actuales solteras, ya que al no tener pareja no serán las futuras víctimas de una separación, ni mucho menos las culpables …al menos de su relación!

13.3.11

¡¡¡Feliz Día Mujeres!!!

Se hace camino al andar

Todo empezó porque debía pensar una idea para que Carla (mi tocaya, no es que hablo de mi misma en tercera persona) dibuje en celebración al día internacional de la mujer.

Solo tenía en claro que quería lograr una imagen única en la cual cada mujer pudiese sentirse identificada. Por lo tanto debía pensar en algo que nos representara a todas, así como en la Navidad pasada dibujamos bombachas rosas.

Después de varias idas y vueltas allí estaba, el objeto de culto que necesitaba: el zapato! Pero no me refiero al zapato literal, ese cerradito con un poco de taco que se usa para ir a trabajar, si no al zapato en todas sus variantes.

Ya al nacer nos calzamos los tiernos escarpines, cuando somos un poco más grandes aparecen los zapatitos cerrados, con una infaltable hebilla o moño. En nuestra adolescencia ansiamos desesperadamente los tacos, de los cuales deseamos bajarnos años más tarde! Siempre están presentes las zapatillas, que nos llevan y traen a donde sea. Y claro, nunca faltan las pantuflas…hogar, dulce hogar!!

Calzados los hay de todas formas, colores y tamaños como mujeres en esta tierra. Cada vez se producen más y su variedad esta siempre a la orden del día. Somos libres de elegir nuestro propio estilo para ir a trabajar, para salir a la noche, ir al gimnasio o estar en casa. Aunque más de una vez tanta libertad nos trajo varios dolores de cabeza, como por ejemplo en el momento que recibimos el resumen de la tarjeta de crédito, cuando tenemos que pensar en ampliar el placard porque ya no entran tantas cajas o simplemente llegamos a una mega fiesta y vemos a otras mujeres calzando los mismos zapatos que estrenábamos con tanta felicidad esa noche.

Más allá de la mera coquetería, el zapato deviene en un objeto indispensable, pues forma parte de nosotras mismas. Nos acompaña en cada trayecto de nuestras vidas y nos brinda estabilidad y protección cuando debemos andar por superficies difíciles o complicadas de transitar.

Por eso en nuestro día, pongámonos nuestros mejores zapatos y salgamos a taconear triunfantes por la vida!!